Primeros pobladores
y actividad económica
Primeros pobladores
y actividad económica
Resulta claro que el ferrocarril no se construyó de un día para el otro, y durante meses gente de la zona llegaba a trabajar para la construcción de las vías y otras tareas afines.
Es decir que desde que antes que pasara el tren, la zona se vio conmovida y atraída por este fenómeno y, por qué no, por las tentadoras remuneraciones que supuestamente abonaban a los lugareños en aquel entonces.
Muchas personas, jóvenes varones especialmente, dejaron su labor cotidiana en el campo para realizar este nuevo y desconocido trabajo que era la construcción de las vías, logrando de esta manera cierta independencia laboral de sus familias.
Foto obtenida del Archivo Fotográfico de la Nación Argentina
Obreros santiagueños colocando un tramo de riel de la nueva línea Córdoba - Villa del Rosario a Forres. Marzo de 1932.
La construcción del F.C.C.A., llevó a la Sociedad “Francisco Chicco y Compañía” a lotear algunas hectáreas de su campo para que pueda construirse el pueblo de La Posta.
Muchas familias comenzaron a edificar.
La Primera vivienda fue levantada por Don Miguel Fernández y es la que actualmente pertenece al Señor Hugo Sánchez.
Miguel Fernández, parado en la puerta de su vivienda - Primera edificación del pueblo
No caben dudas que el trazado de las vías del ferrocarril creó grandes ilusiones en toda la región, que se vieron alcanzadas ya con el paso concreto del tren y la edificación de la Estación, el cual facilitó el asentamiento permanente de personas, muchos de ellos inmigrantes de origen italiano y árabe, y muchos otros de la zona, entre ellos los de Cañada Honda.
La Posta por esos años (1932 – 1933) tuvo un crecimiento muy acelerado, época en que se instalaron las primeras casas de comercios, a saber: “Campo Hnos.”, “Barbero & Fuentes”, Miguel y Slaiman Rufeil, Humberto Pittossi, Miguel Antonio Rodríguez, Enrique Rezch, Luis Rener, Ludovico y Cirilo Gerzey, Lorenzo Boetto, Abraham Ayame, José Careglio, Antonio Rufeil, Antonio Arata, Ramón Delfín Alvarez, Orestes Zambelli, Chafic Rufeil, Luis Capello, Megres Martínez, Norberto Fernández, Mario y Remigio Romagnoli, Adolfo Gudiño y otros tantos pequeños comercios o bares que en general tuvieron una vida efímera.
Todas estas casas de comercios o almacenes de ramos generales, en su mayoría, estaban ubicadas en la calle principal del pueblo, frente a los terrenos del ferrocarril.
Eran tiempos duros, pero a la vez también tiempos de ilusiones y esto llevó a familias enteras a instalarse como podían.
Un claro ejemplo de ello, fue el caso del Señor Miguel Angel Rodríguez y su esposa María Inga, conocida como Mariíta Jiji, que así le decían por su particular y constante manera de reírse, que cuando llegaron al pueblo, levantaron una especie de carpa bajo el algarrobo histórico que todavía se conserva y vivieron unos cuantos días, hasta que talaron los árboles del terreno donde posteriormente construyeron su vivienda e instalaron una herrería.
La actividad económica principal de esos primeros años era la venta de carbón y leña, aunque también la gente vivía de la cría de cabras y vacas y de los productos de ellos derivados.
Con el tren, la gente comenzó a exportar más fácilmente la mercadería por excelencia de aquel entonces, el carbón, la leña y demás productos forestales.
En esa época la tala del bosque era muy abundante y constituía el principal trabajo del hombre de campo, talando con su maestría de hachero todo tipo de árbol, para convertirlo en carbón, leña, varillas, etcétera y después venderlos a los comerciantes del pueblo y estos a su vez lo vendían a los consumidores de los mismos o acopiadores en los grandes centros urbanos.
Los árboles se talaban a “flor de tierra”, nunca de raíz, salvo rarísimas excepciones. A consecuencia de ello, los terrenos quedaban llenos de troncos e inútiles para una buena explotación agrícola ganadera.
Los hornos para quemar la leña y transformarla en carbón existían en todos los obrajes y mediante zorras tiradas por mulas se transportaba lo talado desde el monte hasta donde estaban los hornos.
Italo Márquez
Carro de mula o zorra para transportar leña hasta los hornos
Cristian Giménez y Osvaldo Giménez
Adán Rufino Díaz - Una de las últimas zorras que se vió circular por el pueblo
Leña lista para ser recolectada
Juan García y Pedro Salto cargando el horno
Balerio Casas embolsando carbón
Producido el carbón, éste era llevado al pueblo hasta las denominadas “planchadas”, ubicadas en el predio del ferrocarril, previo paso por la báscula.
“Las planchadas” eran lugares que cada comerciante tenía asignado en los terrenos del ferrocarril donde se depositaban el carbón y la leña.
Las personas que se ocupaban de descargar los carros, acomodar la leña o el carbón que traían y después cargarla en los vagones y chatas del tren, se los denominaba “plancheros”. Estas personas también se ocupaban de bajar la mercadería de todo tipo que llegaba por el tren a los comerciantes de la localidad.
Los comerciantes tenían sus propios “plancheros” que siempre estaban a disposición de su patrón, laboralmente hablando. No existían horarios para la tarea, sea para cargar o descargar, todo dependía de urgencias y términos que fijaba el ferrocarril.
Entre los nombres que trabajan como “plancheros” se puede citar a Néstor García, Belindo Luna, Emiliano y Nicéforo Peralta, Vidal y Camilo Márquez, Jorge Corvalán, Pablo y Aurelio Bustos, Sixto Gómez, Abel Herrera, Moisés Lozano, Rodolfo Peralta, Froilán García y Pablo Franco, entre tantos otros.
Era tal el movimiento, que diariamente llegaban al pueblo cientos de carros para poder pesar sus productos en la balanza ubicada en el predio del ferrocarril, lo que obligaba a la policía a poner un agente frente a la puerta de entrada a las planchadas, para que entrara un carro del sur y otro del norte y así sucesivamente, para evitar conflictos. La mayor afluencia de carros se producía en horas de la mañana.
Todo este movimiento, extraño hasta ese momento, llevó a la mente de los pobladores al asentamiento permanente de lo que hoy es La Posta, donde alcanzó a tener unos 2.000 habitantes estables.
Miguel Angel "Pita" Rodríguez,
Amanda Fuentes, "Quica" Moyano y Abdelgame "Tono" Ayame parados frente a una planchada
Abdelgame "Tono" Ayame, "Quica" Moyano, Dora Fuentes y Amanda Fuentes, parados sobre una bagón del tren
Uno de los cientos de carros que llegaban al pueblo a dejar el carbón
Con relación a la balanza, es importante mencionar, que con fecha 22 de Junio de 1933, el Presidente de la Nación Argentina decretó por intermedio del Ministerio de Obras Públicas, la autorización a la Empresa del Ferrocarril Central Argentino para que lleve a cabo la instalación de una báscula de seis toneladas para pesar carros en la playa de la Estación “La Posta”, la que fuera solicitada oportunamente por los Señores Rossi y Arata, la cual fue debidamente colocada en el mes de Julio de ese mismo año.
Pedido para colocar una báscula de pesar carros en la playa de la Estación La Posta, por parte de los Sres. Rossi y Arata
Decreto del Presidente de la Nación Argentina, donde se autoriza la instalación de la báscula
Un 8 de Abril de 1947 se aprueba la autorización de transferir dicha báscula a los Señores Rodríguez Peralta & Cía., no obstante, al fallecer al poco tiempo el Señor Rodolfo T. Rodríguez Peralta, la compañía queda disuelta, comprando la báscula M. Campo Hnos. quienes logran la debida autorización para el uso de la misma el 9 de Septiembre de 1947.
Pedido para transferir la báscula a los Sres. M.Campo Hnos.
Resolución donde se autoriza
la transferencia de la báscula
a M. Campo Hnos.
Estadística del ferrocarril correspondiente al año 1942
Además del carbón, el tren en esos primeros años transportaba todo tipo de cosas, tales como yerba, maíz, harina, vino, cuero curtido, guano de cabra, agua, etcétera. Traía el diario, las revistas, el correo y un sinfín de cosas. El tren era la vida del pueblo.
Esperando el tren en la estación de La Posta
Héctor Villarreal, Mabel Pérez, Nicolasa Villarreal, Luisa Villarreal, Mirta Huerta y Elsa Villarreal.
Nenas: Irma Villarreal y Aída Villarreal
Samsóm Balán (atrás) junto a familiares y amigos frente a la estación de tren
Eran épocas donde tanto el carro como el sulky y por supuesto, el caballo, eran elementos indispensables en la vida de la gente y más lógicamente en los campos, que además, mantuvieron por mucho tiempo una mano de obra que prácticamente hoy ha desaparecido, que es la del herrero.
El herrero fue en un tiempo lo que actualmente es el gomero. Se encargaba de arreglar y de enllantar las ruedas de los sulkys y carros; también de la realización a medida de las herraduras de los caballos, entre otros trabajos relacionados, destacándose en ese oficio Miguel Angel Rodríguez, Juan Pérez, Antonio Colli y Valerio Quiroga.
Cristina Vaca, Nilda Vaca, Teófila Farías, Ramón Franco, José Farías, Julio Arredondo y Odulio Arredondo
Teófila "Tita" Farías, Georgina "Mague" Farías, Alejandra Romero (Bebé) y Olga "Chola" García
Mariela Córdoba, Maximiliano
Tisera y Margarita Torrez
Gloria Casas, Rosa Montenegro, Fabián Casas, Walter Casas y Balerio Casas
Ramón Alvarez y Roxana Gerzey
Lindor Peralta
Eliseo Pérez
Los aserraderos y carpinterías, por su lado, también disponían de gran tiempo para arreglos de esos vehículos tracción a sangre.
Se pueden recordar los aserraderos de Antonio Arata y Zambelli. Como carpinteros a Pérez y Ferradás, Abel Franco y Marcelino García. El último en esta especialidad en el pueblo fue Setimio Orlandi.
Aserradero de Antonio Arata, lugar donde se realizaron gran parte de los adoquines de los principales comercios del pueblo
Con los primeros automóviles que comenzaron a circular por la localidad, se establecieron los talleres mecánicos y gomerías, rubro en donde se destacaron Justo Cabrera Mansilla y Miguel Angel Rodríguez, como así también el abastecimiento de combustible, por la cual la firma “Barbero & Fuentes” instaló en 1935, como agencia de la “ESSO”, el primer surtidor para la venta de nafta y aceite para automotores.
Años después la casa “Campo Hnos.”, instaló otro surtidor en representación de “Y.P.F.”, con los mismos fines, haciéndolo de igual manera Don Antonio Rufeil. El último surtidor de combustible perteneció a José Angel “Pepe” Martínez.
Cargando combustible en lo de Antonio Rufeil
Humberto Ledesma y Arturo Cardozo
Ultimo surtidor de combustible que perteneció a "Pepe" Martínez
El auge de La Posta duró unos 20 años aproximadamente, pues la explotación de los montes disminuyó notablemente afectando la actividad comercial, lo que llevó al éxodo o emigración de parte de la población a otros lugares, generalmente a la Ciudad de Córdoba, como también a otros puntos del país.
Esa emigración se produjo en dos niveles: la de los comerciantes por un lado y la de los obreros o asalariados por el otro.
El primer grupo corresponde a los Señores “Campo Hnos.”, Miguel y Slaiman Rufeil, Humberto Pittossi, Enrique Rezck, Mario y Remigio Romagnoli, Francisco Abel Robledo, Antonio Arata, Lorenzo Boetto y otros tantos.
En cuanto a la emigración de los obreros o asalariados, hijos de propietarios de pequeños fundos, la lista es muy extensa que resultaría imposible nominarla.
Esta misma situación sucedió años después, cuando la red ferroviaria levantó el ramal en 1978, la cual derivó que la explotación de la leña y carbón, sea trasladada por medio de camiones, aunque en menor escala.
José "Negro" Gutiérrez, Lindor Carnero, (camionero), Marcos Guzmán, Lindor "Payo" García y Aurelio Bustos
Antonio Franco y Rodolfo Herald
Sergio Márquez, Antonio "Zuco" Márquez, Martha Márquez, (camionero) e Italo Márquez
Ramón Basilio Luna y Americo Villarreal (de espalda)
A pesar de todo, muchos se quedaron y le pelearon a la vida provocando un significativo crecimiento dado especialmente por la llegada de la luz eléctrica en 1986 y el asfalto en el 2008, entre un sinfín de otros factores que ha llevado a que La Posta hoy sea un lugar digno para vivir.
Próximamente estaré publicando el Anuario KRAFT de los años encontrados, donde podrán observar con mayor exactitud los comercios existentes en aquellos primeros años, entre otros datos de gran importancia para la historia del pueblo.
Para culminar con esta parte de la publicación, les dejo fotos de algunas de las primeras viviendas del pueblo, junto a los nombres de quienes han sido sus propietarios o han vivido en las mismas en calidad de inquilinos, etcétera.
Abel Robledo, Fernando Villalba, Aníbal Angulo, "Chuchi" Quiroga y Rosa Bustos
Vivienda donde funcionó la escuela de La Posta.
Italo Márquez, Antonio "Zuco" Márquez
Juvenal Cáceres, Nicolás Baigorrí, "Chacho" Pérez y Miguel Mrad
Maggiorino Campo, Pablo y José Giaquinta y Dardo De Castro
Humberto Pitossi, Abraham Ayame (h) y Arturo - Elvesio Alvarez
Megres Martínez y José Angel "Pepe" Martínez
Abraham Ayame y Miguel Angel "Pita" Rodríguez
Adolfo Gudiño y Antonio Franco
Barbero & Fuentes y Adolfo Peralta
Miguel Rufeil, Luciano Pérez, Arturo Cardozo, "Chacho" Pérez y Aníbal Angulo
Miguel Fernández, Justo Cabrera, Rito Aurelio Acosta y Hugo Sánchez
Luis Rener
Enrique Rezck, Abundio Sánchez, Isaac Pérez y Francisco Córdoba
Antonio Rufeil y Setimio Orlandi
Miguel Antonio Rodríguez y Antonio "Chacho" Rodríguez
Antonio Colli
Giurda y Roberto Franco
Floridiano Carnero, Valerio Quiroga y Agustín Gutiérrez
Cirilo Gerzey
Ludovico Gerzey, Absalón Farías y Carlos Franco
Ramón Alvarez
Fabián González, Arcenia Contrera y Juan Carlos Chávez